Empleo que nunca cerro en pandemia: Prostitución.

La prostitución es uno de los oficios mas viejos conocidos en el mundo, El oficio se relaciona con trabajos manuales y físicos, en donde la persona tiene habilidades específicas para realizar una tarea, que se suele adquirir, en cambio, la profesión se obtiene estudiando en universidades o institutos, cuentan con un respaldo académico; sin que esto signifique que uno sea más que el otro.

Se dice que es el oficio más antiguo del mundo debido a que en los ordenamientos como el Código Hammurabi de hace 3 mil 770 años, regulaba el derecho a la herencia de las prostitutas. Incluso en la Biblia se narran pasajes como el de María Magdalena en donde se habla de ellas. En Sumeria el sexo se vivía y practicaba con mucha desinhibición. La diosa que llegó a ser la más grande del panteón sumerio fue Inanna (más tarde Ishtar), diosa del amor, del sexo y de la guerra, así como protectora de la corona… y de las prostitutas. ¿Cómo era posible que una gran diosa protegiese a las prostitutas? Cuando hoy en día pronunciamos la palabra «prostitución», nos vienen a la cabeza imágenes de esclavitud sexual, de trata de blancas y de vejación a la mujer. Un mundo sórdido. Nada que ver con el mundo de los sumerios, donde las prostitutas gozaban de prestigio y posición social. Era un oficio más, con el añadido de considerarse importantísimo, ya que la diosa Inanna era, a su vez, la cortesana de los dioses.

  • Las de nivel más bajo eran las simples prostitutas del pueblo llano, que buscaban a sus clientes en los puertos y en las entradas de las ciudades. Se las respetaba, pues era un simple trabajo más. No presentaba connotación negativa alguna, salvo en el caso de las «esposas de la cerveza», que eran esclavas al servicio de las tabernas, se las despreciaba, pero no por ser prostitutas, sino por ser esclavas.
  • Las Shamhatum eran jóvenes agraciadas que se dedicaban a la prostitución de alto nivel. Lo que hoy denominaríamos como una «escort». Tenían prestigio social, cultura y colaboraban en determinadas fechas con los templos para atender a los fieles de forma gratuita a cambio de más reconocimiento social.
  • Las Kulmashitum eran sacerdotisas prostitutas sagradas (hieródulas de bajo nivel). Muchas veces una viuda o una huérfana humilde se acogía como hieródula en un templo de Inanna. Con ello escapaba del hambre y adquiría prestigio social. Lo malo es que solamente se aceptaba a aquellas que no tuvieran defectos físicos.
  • Las Kezertum eran hieródulas que se distinguían de las demás por llevar los cabellos rizados y largos, actuaban en la calle, posiblemente ayudando a las prostitutas laicas y controlando los pequeños altares de barrio.
  • Los Assinum eran hombres que se vestían y se maquillaban como mujeres (travestidos). Los sumerios aceptaban la homosexualidad, aunque con cierto humor y burla —del lesbianismo no se hablaba.
  • Las Ishtaritum (mujeres) y los Ishtarium (hombres) eran el clero sagrado de alto nivel. Obviamente solo se acostaban con ricos/as y gente de mucho poder. Algunas Ishtaritum, como las Nin-Dingir, lo hacían con el rey o el gobernador, pues eran la diosa reencarnada en el mundo. Al practicar el acto sexual con el gobernante le transmitían sus poderes de mando. Sin ese acto de sexo, el mandamás de turno no podía ser ratificado en el cargo.

Cuando los hombres comenzaron a dirigir la sexualidad de las mujeres, la prostitución pasó de ser un acto sagrado a convertirse en un vulgar y terrible acto de esclavitud sexual.

En la actualidad en la cuidad de Puebla, el líder de los comerciantes fijos del Centro Histórico, José Juan Ayala Vázquez, confirmó que le han llegado reportes de que ha incrementado el número de mujeres ejerciendo la prostitución en la calle 14 Poniente, por lo que los encargados de los negocios temen por la seguridad de sus trabajadoras, y consideran que está dando una mala imagen urbana.

“La verdad es que no es un tema nuevo, prácticamente tenemos tres años con este problema, y pues esto pasó porque cerraron el lugar donde ellas trabajaban habitualmente, y lamentable empezaron a salir a la calle. Se ven desde la 14 Poniente hasta la 4 Norte”.

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Declaró que más allá de ahuyentar a los clientes, se está volviendo difícil para los comerciantes que tienen empleadas mujeres y que sus giros son familiares, ya que temen que les puedan faltar al respeto. Por lo anterior, han perdido a la presidencia municipal de Puebla, que a estas mujeres les permitan laborar en espacios exclusivamente para ellas, y con eso evitar la mala imagen.

También piden que se hagan operativos para descartar trata de personas, ya que también han visto a mujeres que parecen menores de edad. Hasta ahora estos operativos han sido nulos, pues al pasar por esta calle 14 poniente se observa a las trabajadoras en plena luz del día, lamentablemente no se sabe si estas mujeres son explotadas y se atenta contra sus derechos humanos.

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Pero para más de 50 mujeres que allí se encuentran no hay cuarentena, no hay “quédate en casa” y mucho menos seguridad social.

Sin cubrebocas, dialogan, observan, murmuran, chismean… También son observadas por otros: los halcones, los padrotes, los clientes sedientos de cuerpos. “Te la chupo por 40 pesos”, le dicen a un curioso que camina por allí.

Vivir o morir, o morir en el intento de sobrevivir… En la 14 Poniente, la zona roja de la prostitución en el Centro Histórico de Puebla, todos los días estas mujeres libran batallas, a veces con otras, a veces consigo mismas, a veces contra los buscadores de “amor” por 100 pesos… o contra una pandemia.

Aseguramos como observadores ¿ no tienen otra opción de vida ? la respuesta es NO. Muy pocos, sino es que nadie se imagina lo que viven esas personas, a lo que realmente están expuestas. Prostitutas, pirujas, putas, zorras, ofrecidas, perras, rameras, cualquieras, busconas les llaman. Uno de los grupos más discriminados aunque también de los más solicitados en las calles, a pesar del conservadurismo de la sociedad poblana.

Todos lo ven y lo ignoran

La prostitución en el Centro Histórico ha sobrepasado su barrera y límite, aunque parecería que nunca los ha tenido. Los cobros de piso, extorsiones de policías, amenazas y amedrentamientos, así como inseguridad, violencia y falta de acceso a servicios de salud son una constante.

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